La aventura se inicia desde el Puerto Juli Cue, donde se recorre el arroyo Carambola en lancha hasta llegar a la Isla Sisi Cue. Allí, los paisanos elegirán su caballo y probará la seguridad de su montura.
Los jinetes inician la cabalgata en el Carambola y así comienza la aventura de cruzar el Iberá, en algunos tramos montados y en otros a nado, según la altura de las aguas. Los paisanos, que han sido mariscadores, es decir, cazadores furtivos, avanzan seguros sobre el agua clarísima de los esteros. Con habilidad empujan la canoa en la que van las “pilchas” y ayudan a desensillar y a montar en pelo.
Los caballos se sumergen lentamente en el agua. En un momento el jinete siente que el animal ya no pisa el fondo, que se bambolea brevemente y comienza a nadar. Y siente que su cuerpo se va naturalmente hacia atrás, hacia las ancas, y las manos buscan y se prenden de la cola del caballo. Esa unión del hombre con el animal, en medio del agua, es un encuentro mágico, único.
Alrededor de ellos se despliega un laberinto verde de pantanos y lagunas que conforman uno de los últimos paraísos ecológicos del mundo. Un humedal poblado de enmarañados camalotes en los que crecen las flores rosadas del Irupé.
Hay otros tramos del trayecto en donde se camina por esas enormes pampas verdes, con el agua acariciando apenas los tobillos. Se pasa por algunos ranchos donde la gente sale a saludar, mientras los gritos de los monos carayás rompen el silencio de la siesta.
Y a la sombra de un monte de algarrobos se hace un alto para compartir un almuerzo y reponer energías. Luego, al caer la tarde, se retoma el cruce y se llega al Puerto Juli Cue.
Concepción, Corrientes, Argentina
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